viernes, 3 de abril de 2009

Aventuras en Londres (I)

Bueno, después de mucho tiempo de postergarlo, me pongo manos a la obra con mis aventuras por Londres. Queda en el tintero hablar sobre la última peli de Eastwood que vi el último finde, que se puede considerar peliculón, y sobre el concierto de Franz Ferdinand al que espero asistir, Dios mediante, esta misma noche.

La aventura se debía en gran parte a que nuestra bienamada escuela de teleco, por gracia de la upm, se dedica una semana por cuatrimestre a libre elección intensiva. Es una semana que se declara no lectiva y en la que se imparten los cursos Athens, por lo que los que asisten a uno de esos cursos no pierden clase, y los que no asisten, deciden si hacen libre elección a saco paco, o si se toman esa semana como un largo puente, que fue nuestro caso. Lo de ir a Londrés surgió menos de un mes antes de salir de viaje, de entre un ramillete de destinos por los que había curiosidad. Cerca estuvo de caer Dublín o algún destino similar, pero al final, la oportunidad y Ryanair decidieron por nosotros.
Por otra parte, no queríamos estar muchos días, por lo que siendo Ryanair, optamos por viajar sin facturar, sólo con el equipaje de mano, que la compañía limita a 10Kg, y a ciertas dimensiones del bulto en sí, que cuadraban con las que de muchas maletas disponibles a la venta. Así que, para no andar con angustias de si cabrá mi abultado hatillo, pues se compró una y listo. Ojo! parecía muy cuca por fuera y que iban a caber miles de cosas, pero era falso en cuanto metí un pantalón y un jersey eso ya estaba bastante cargado, pero en fin para los días que iba, terminó entrando todo, y la maleta entró en el carrito de Ryanair, en el que obligaban a meterla para que no les timaras.

El día que íbamos era 17 de marzo día de San Patricio, y naturalmente íbamos con la esperanza de ver algo de fiestecilla y pescar alguna pinta por el camino, pero el caso es que aterrizamos como a las 20h hora local, y eso era Stansted(uno de esos aeropuertos exclusivos típicos de Ryanair y otras de bajo coste, como el famoso kartoffeln de la muerte de Frankfurt, que ya describía Giorgio en sus aventuras), con lo que hasta que llegamos al hostal, había que coger primero el tren hasta Liverpool Street, y ahí el metro hasta Gloucester Road, y luego encontrarlo, porque la disposición de las calles y la numeración de las mismas en Londres es algo peculiar y liosa. Total que serían las 22 y pico cuando ya teníamos todo desempaquetado en nuestra habitación, y entre que picamos algo para cenar y tal, eran como las 22.45. Hora perfectamente normal para salir de juerga,..pero en España, porque allí cuando fuimos a pedir unas pintas a esa hora, en el primer sitio nos dijeron que nanay, que ya iban a cerrar(¿¡!?vale era martes, pero era San Patricio, que se notaba que lo habían celebrado bastante bien). Al segundo que fuimos, si que nos la sirvieron, pero luego nos dijeron que teníamos 5 minutos para beberla, así que dejó un poco que desear la historieta, encima no pudimos coger ningun gorrito típico porque ya se habían acabado todos. Así que nada, al hostal, a jugar al mus, y a dormir.
Al día siguiente, ya marcado por el rígido horario que habían impuesto mis colegas, gracias al cual, todo sea dicho, se pudo ver casi todo lo turístico, salimos después del breakfast incluido en el hostal, como a las 9.30 - 10. Y fuimos a la torre de Londres, que es una fortaleza en la que en tiempos encerraban a los criminales, y donde también estaban expuestas las joyas de la corona, y ese tipo de cosas. Ahí estaban los que salen en la botella de Beefeater, y que son como los guías oficiales. También desde ahí se veía el nuevo ayuntamiento, con diseño en forma de bola y el famoso puente de Londres, al que nos acercamos seguidamente.Después empezamos a patear por las calles de la zona financiera (la City). Y después de la caminata, algo de papeo en Domino's Pizza que es como un telepizza, algo más guarrete la verdad. Después seguimos viendo cosas turísticas, como la St. Paul's Cathedral, el Old Bayley, el Millenium Bridge,..y ya estaba atardeciendo, así que cambiamos de tercio y nos fuimos hacia la zona de tiendas, la famosa Oxford Street. Es una calle más larga que Gran Vía y Princesa juntas(nos pasamos toda la tarde recorriéndola, y nos faltó un cacho) toda llena de tiendas, algunas de ellas con más de una o dos sucursales en toda la calle. El caso es que algún colega andaba buscando la de Abercrombie, que luego resulta que no estaba ahí.
Estuvo a punto de írsenos la pinza, porque queríamos llegar a la happy hour de algún pub, que duraba como hasta las 20h, y pillar algún 2x1, lo que conseguimos finalmente en un bar que quedaba cerca de nuestro hostal. Después cenita en un fish & chips, y vuelta al hostal a jugar más al mus.Como veo que esto se alarga un poquito, lo dejo aquí y ya pondré otro capítulo definitivo próximamente